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Qué es el síndrome de ojo seco

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El síndrome del ojo seco se manifiesta cuando los ojos no generan la cantidad necesaria de lágrimas para mantenerse debidamente hidratados, o cuando las lágrimas no cumplen eficazmente su función protectora. Esta condición puede provocar molestias oculares y, en ocasiones, problemas visuales.

Es un trastorno ocular que afecta la película lagrimal. Aunque es común en la población de edad avanzada y en mujeres después de la menopausia, según recientes estudios, más del 50% de los jóvenes pueden experimentar sequedad ocular debido a largos períodos frente a pantallas de dispositivos electrónicos.

Los síntomas del síndrome o la enfermedad del ojo seco (EOS) varían desde dolor, ardor, enrojecimiento, fatiga ocular, sensación de cuerpo extraño hasta visión borrosa, e incluso pueden afectar la superficie de la córnea, lo que resulta en una disminución de la sensibilidad ocular y problemas de visión.

En casos leves, el ojo seco puede provocar molestias leves o la necesidad de parpadear con frecuencia, mientras que en casos moderados, la molestia aumenta, acompañada de una sensación de pesadez en los párpados y visión borrosa debido a inflamaciones de la superficie ocular.

Durante el invierno, la EOS tiende a empeorar debido al frío, el viento y la calefacción, lo que aumenta la evaporación lagrimal y puede causar complicaciones como la meibomitis, que obstruye las glándulas de los párpados y reduce la calidad de la lágrima. Además, la reflexión de la luz solar en la nieve puede causar quemaduras oculares por radiación UV, especialmente en áreas de alta montaña.

Para prevenir la EOS, se recomienda evitar la exposición prolongada a la calefacción, reducir el tiempo frente a pantallas, utilizar humidificadores para mantener el ambiente húmedo, consumir alimentos ricos en omega-3 para mejorar la calidad de la lágrima y usar gafas de sol polarizadas para proteger los ojos del viento y la radiación UV.

El tratamiento de la EOS incluye el uso de lágrimas artificiales para lubricar los ojos y aliviar las molestias. En casos persistentes, moderados o graves, es importante consultar a un oftalmólogo para evitar complicaciones, descartar otras patologías y recibir un tratamiento adecuado. Es fundamental tener en cuenta que la EOS puede estar asociada con enfermedades autoinmunes, diabetes y alergias, por lo que es crucial un enfoque integral en su manejo y tratamiento.

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